¿Qué es la dispepsia?
Cuando presente:
- sensación de malestar
- pesadez o bien ocupación en la boca del estómago
- sensación de digestión prolongada, eructos, náuseas
- en ocasiones incluso dolor
el diagnóstico será una “dispepsia”
La dispepsia puede deberse a varias causas, aunque la mayoría de las veces se trata de una dispepsia funcional.
Aunque usted tenga síntomas en la boca estómago, no consulte en internet, salvo en las páginas que le recomendamos. Si lo hace, verá que existen muchas alusiones al cáncer de estómago. Le creará una preocupación sin fundamento. Le aseguro que casi el 100% de las veces sus molestias serán de naturaleza benigna. El cáncer de estómago es cada vez menos frecuente en Europa.
La palabra dispepsia procede del latín dyspepsĭa, la cual a su vez procede del griego δυσπεψία que significa “mala cocción” o “mala digestión”.
La mayoría de las veces la dispepsia constituye un problema benigno que no pone en peligro su salud.
Las enfermedades benignas y el cáncer comparten en ocasiones los mismos síntomas y por eso es preciso hacer exploraciones para estar seguros del diagnóstico. La gran mayoría de las veces se trata de una “dispepsia funcional” y es muy probable que ni en la ecografía abdominal, ni en la endoscopia ni en otras pruebas que le realice su médico se encuentre ninguna patología.
La dispepsia funcional es una entidad muy frecuente, a menudo asociada al síndrome del intestino irritable, que aunque es a menudo crónica y molesta (altera realmente la calidad de vida) no comporta peligro alguno para la salud.
Su origen es también multifactorial e influyen factores genéticos, emocionales así como la microbiota.
Dispepsia de origen orgánico
No siempre se trata de una dispepsia funcional.
Existen enfermedades orgánicas que pueden producir dispepsia.
- Ulcera péptica
- Neoplasia gástrica
- Patología biliar (colelitiasis)
- Patología pancreática (pancreatitis crónica, cáncer de páncreas)
- Consumo de determinados medicamentos, especialmente el ácido acetil-salicílico y otros antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, etc).
- Abuso del alcohol o de bebidas excitantes
- Isquemia miocárdica
- Miscelánea (otras causas, mucho más raras)
Diagnóstico
Es fundamental realizar, como siempre, una meticulosa historia clínica, investigando los medicamentos que toma el paciente, pues a menudo son la clave para conocer lo que le ocurre, sus hábitos dietéticos, si está viviendo una situación de estrés sin perder de vista los antecedentes familiares incluso. Los factores genéticos son frecuentes en muchos problemas digestivos y nos orientan acerca de la causa.
La historia clínica, la determinación del Helicobacter pylori, la gastroscopia (no siempre es necesaria) y la ecografía abdominal suelen ser suficientes para llegar a un diagnóstico preciso, y descartar una causa orgánica de la dispepsia.
Es de notar que aunque la vesícula se sitúa en el cuadrante superior derecho del abdomen, a menudo el dolor se produce en el epigastrio (en la denominada “boca del estómago”) y no se suele tener en cuenta que es una causa relativamente frecuente de dispepsia.
También es preciso explorar meticulosamente el páncreas, sobre todo en pacientes que fuman y que son bebedores excesivos de alcohol, pues muchos de ellos, diagnosticados de dispepsia funcional, en realidad padecen una pancreatitis crónica.
El cáncer de páncreas se puede presentar como una dispepsia, aunque el dolor predomina por la noche, se irradia a la espalda, tiende a predominar en el cuadrante superior izquierdo y se asocia a pérdida de peso.
La isquemia miocárdica cuando afecta a la zona inferior del corazón (cara diafragmática) también puede producir un dolor en la boca del estómago que motiva que el paciente consulte con el especialista de digestivo en lugar de hacerlo con el cardiólogo.
La mayoría de las veces que consulte por dispepsia, su doctor no le encontrará patología orgánica alguna y el diagnóstico definitivo será de dispepsia funcional.
En algunos casos su médico le realizará una prueba del Helicobacter pylori que puede ser positivo, no porque sea la causa de sus síntomas, sino porque una proporción considerable de personas tienen este germen en el estómago, aunque está ahí sin representar realmente un riesgo importante para su salud ni a corto ni a largo plazo.
En todo paciente con dispepsia que presente infección por Helicobacter pylori, éste se debe erradicar. Evita la aparición de una úlcera y también muy probablemente reduce el riesgo de padecer cáncer de estómago.
Los pacientes, como comentamos en otro capítulo, insisten en conocer la causa de la dispepsia funcional. Al igual que ocurre con el síndrome del intestino irritable, al que a menudo se asocia, no existe una explicación sencilla y los potenciales factores probablemente son los mismos.
No existe ningún alimento en particular que cause o que agrave la dispepsia.
El café o las comidas muy grasas pueden agravar los síntomas.
El aparato digestivo es una diana de las emociones. La ansiedad y la depresión pueden agravar los síntomas, pero no se ha demostrado que sean la causa de la misma. En casos refractarios al tratamiento convencional, la psicoterapia o el tratamiento con psicofármacos puede producir un alivio de los síntomas.
En ocasiones nos preguntan por la relación entre la dispepsia y el “funcionamiento anormal de la vesícula”. Los pacientes con cálculos en la vesícula, cuando presentan cólicos, el dolor suele producirse en la boca del estómago y en ese caso la colecistectomía (extirpación de la vesícula) resuelve la patología. Cuando no existen cálculos en la vesícula no ha sido posible demostrar que supuestas alteraciones en el vaciamiento de la misma (el término arcaico “vesícula perezosa”) o en la composición de la bilis ocasionen dispepsia.
También en ocasiones les preocupa el dolor de espalda asociado. Salvo en las lesiones pancreáticas, que el dolor se irradia hacia la región lumbar, no se ha podido establecer relación, salvo el hecho reconocido que los pacientes con patología funcional digestiva, en este caso dispepsia funcional, también suelen presentar síntomas funcionales a otros niveles, entre ellos lumbalgia, sin una causa orgánica demostrada (contractura o tensión muscular).
Medicamentos y dispepsia
Siempre que acuda a un médico, especialmente si lo hace a una institución privada, que no dispone por ahora de acceso a su base de datos (esperamos que en un breve espacio de tiempo el paciente vaya siempre acompañado de un dispositivo electrónico que contiene toda su información médica), aporte la receta electrónica, o al menos anotado todo lo que toma o incluso, como siguen haciendo algunos pacientes, ya entraditos en años, los recortes de las cajas de medicinas sujetos con una goma.
Medicamentos que pueden producir dispepsia:
- Aspirina
- Antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, dexketoprofeno, etc)
- Antibióticos (metronidazol, sulfamidas, macrólidos)
- Corticoides
- Teofilina
- Digoxina
- Preparados de Fe
- Analgésicos derivados de la morfina
- Colchicina
- Medicamentos anti-Parkinson (Levodopa)
- Medicamentos para la angina de pecho (nitritos)
- Diuréticos (seguril, torasemida)
- Antihipertensivos (IECAs)
- Prácticamente cualquier medicamento en pacientes susceptibles puede producir dispepsia
Tratamiento de la dispepsia funcional
Si presenta cualquier síntoma de los citados anteriormente debe consultar con su médico, que una vez confirmado que se trata de una dispepsia funcional, le recomendará el tratamiento más adecuado a sus circunstancias para mejorar su calidad de vida, le insistirá que se trata de una patología benigna, aunque crónica.
No haga dietas por su cuenta, ni se automedique.
Los supuestos “remedios naturales” probablemente son inofensivos, pero no más eficaces que un placebo y pueden retrasar el diagnóstico de una enfermedad grave
¿Cuándo me debo preocupar si tengo molestias en la boca del estómago?
Debe consultar a su médico siempre que presente dispepsia, la mayoría de las veces su médico de familia le resolverá el problema.
Es imprescindible que lo haga sin demora en los siguientes casos:
- El dolor de estómago le despierta por la noche
- Presenta vómitos
- Está perdiendo peso o apetito
- Dificultad progresiva para deglutir
- Dolor durante la deglución de alimentos
- Nota más cansancio del habitual
- Le han detectado anemia, sin una causa evidente
- Vomita sangre (generalmente como poso de café)
- Nota las heces de color negro (como el alquitrán) especialmente pegajosas y malolientes (melenas, heces melénicas)
- Antecedentes familiares de cáncer de esófago o de estómago
- Cirugía previa en el estómago
- Ictericia (coloración amarilla de la piel y conjuntiva)
- Se palpa una masa en el abdomen o ganglios (en el cuello, las axilas o las regiones inguinales
Síntomas como el dolor nocturno, la pérdida de apetito y de peso, la coloración amarilla de las conjuntivas, la palpación de una masa en el abdomen, los vómitos o la anemia de causa no aclarada deben motivar una consulta con su médico lo antes posible.