Habitualmente a los pacientes que tienen que hacerse una endoscopia les asaltan dos temores: el riesgo de la endoscopia en sí y la posibilidad de encontrar una lesión grave.
Encontrar un problema grave
En cuanto a la posibilidad de encontrar un problema grave, les explico que la mayoría de las veces damos buenas noticias, sobre todo si los síntomas no son preocupantes y le hemos realizado una ecografía previa que ha resultado normal, lo que descarta con bastante seguridad (aunque menor que otras técnicas como la tomografía computarizada, la resonancia magnética o la tomografía con emisión de positrones) la posibilidad de metástasis ganglionares y sobre todo en el hígado.
Realmente es así, la mayoría de las veces realizamos los estudios endoscópicos para descartar patología grave y para tener la certeza diagnóstica.
Es cierto que a menudo se encuentra patología, pero benigna, sea gastritis crónica, pólipos gástricos de glándulas fúndicas o pólipos en el colon; estos últimos se resecan durante el procedimiento, se extraen y de este modo se previene el cáncer de colon.
La sedación
El riesgo de la sedación es prácticamente nulo.
En nuestra sala de endoscopias contamos con un anestesista permanentemente a la cabecera del paciente, pero no es necesario que sea así; es importante que exista alguien en la sala, aunque no sea anestesista ni especialista en intensivos, que conozca los riesgos de la sedación y el manejo de una eventual y muy infrecuente disminución de la saturación de oxígeno durante el procedimiento.
El riesgo de la sedación se mide mediante una escala que se llama ASA y en aquellos pacientes de riesgo elevado se toman precauciones especiales.
La sedación se administra lentamente, según los requerimientos del paciente, su edad y su estado físico. El anestesista, junto con una de las enfermeras, vigila permanentemente la saturación de oxígeno, adopta las maniobras oportunas para que ésta sea la adecuada así como para evitar los vómitos del paciente y una potencial broncoaspiración.
Desde la pandemia por el virus SARS-CoV-2 todo el personal de endoscopias adopta unas medidas de protección especiales para no infectarse ni infectar al paciente, que además durante la gastroscopia lleva una mascarilla especial que impide que se diseminen por la sala aerosoles con partículas víricas.
Casi de día en día nos hemos tenido que ir adaptando a las nuevas recomendaciones de las sociedades de endoscopia y de patología digestivo para minimizar el riesgo de infección.
La sala de endoscopias está dotada con un potente sistema de limpieza que renueva íntegramente el aire 10 veces por hora y de los sistemas de aire acondicionado más modernos, todo ello acompañado de un potente sistema germicida mediante luz ultravioleta, así como de una limpieza exhaustiva después de cada exploración y al finalizar el día.
Riesgo de la técnica endoscopica
En cuanto al riesgo de la técnica endoscópica, si se trata de un procedimiento meramente diagnóstico y no se realiza ninguna técnica terapéutica, es prácticamente nulo.
Los endoscopistas deben realizar un mínimo de endoscopias al año y estar especialmente entrenados para ello; nuestros endoscopistas realizan una media de 2000 (dos mil) endoscopias al año y cuentan con más de 10 años de experiencia.
Tan importante como evitar complicaciones, es detectar todos los pólipos y lesiones que presente un paciente. Omitir alguna lesión puede poner en peligro su vida. Si no se detecta un pólipo, éste seguirá probablemente creciendo y podría acabar desarrollando un tumor en un plazo más o menos breve, incluso antes de la próxima endoscopia programada (cáncer de intervalo).
Los mejores endoscopistas son aquellos que detectan muchos pólipos, porque ello es una medida indirecta de que “no se les escapa ninguno o casi ninguno”.
Cuando se reseca un pólipo, sobre todo de gran tamaño y en el colon derecho, existe un pequeño riesgo de perforación o de hemorragia, pero a pesar de todo hay que extirparlo si su aspecto es benigno. El paciente tiene que asumir ese pequeño riesgo, que se sitúa en torno a un 3%. Si para evitar ese riesgo se recomienda tratamiento quirúrgico, la situación es peor para el paciente.
Recientemente el Dr José C. Marín, publicaba que un 24% presentan complicaciones postquirúrgicas (para evitar un 3% de complicaciones durante la endoscopia, expondríamos al paciente a un 24% de complicaciones durante la cirugía).
Por ello, si es recomendable que se haga una endoscopia, no deje de hacerlo. Es muy improbable que le ocurra alguna complicación y debe confiar que todo saldrá bien, incluso si le encuentran un pólipo grande
La importancia de una excelente limpieza del colon
No podemos dejar de recordar lo que Vd tiene que poner de su parte en la endoscopia.
Se preguntará qué puede poner de su parte si va a estar dormida durante el procedimiento. Pues ha de poner algo muy importante: seguir meticulosamente nuestras instrucciones para que el colon esté lo más limpio posible.
La limpieza facilita la exploración, es preciso introducirle menos aire y se sentirá más cómoda al despertar del procedimiento, será más rápida porque no se perdará tiempo lavando el colon, aspirando el contenido y desatascando los canales del endoscopio… y la más importante de todas: la exploración será mucho más fiable, con mucho menos riesgo de que no veamos alguna pequeña lesión oculta entre los restos que podría ocasionarle problemas graves a medio plazo.
No existe una preparación ideal. Todas dejan bastante que desear en cuanto a sabor. Incluso en algunos casos puede presentar náuseas. Realmente la preparación es la parte más ingrata de la colonoscopia, pero merece la pena hacerla bien para que no sea necesario repetir la prueba.
A la izquierda un colon con una limpieza deficiente, con algunos restos que probablemente se consigan aspirar prácticamente en su totalidad, garantizando una buena exploración
A la derecha un colon con una preparación excelente, gracias a la cual es posible detectar un pequeño pólipo que podría haber pasado inadvertido con una peor limpieza.
Finalmente, se preguntará Vd. si existe realmente el “síndrome del recomendado”. Obviamente, no.
Pero uno de los mejores endoscopistas de España, el profesor Armengol Miró, comentaba hace años que el primer fallecimiento por una CPRE (colangiopancreatografía retrógrada endoscópica) fue la esposa de un doctor amigo suyo, después de haber realizado cientos sin problema alguno. Nuestras escasísimas complicaciones nos han ocurrido en pacientes, tanto ellos como su familia, conocidos desde hacía años, personas entrañables y queridas, y en procedimientos terapéuticos (resección de pólipos) sin dificultad aparente.
Pero el “síndrome del recomendado” no existe