Importancia del microbioma intestinal en la esperanza de vida de los pacientes con cirrosis hepática

Tabla de contenidos

Cristina Solé et al. han Publicado en la revista Gastroenterology de setiembre 2020 una investigación muy interesante acerca del microbioma intestinal en la cirrosis hepática.

Esta información está destinada a personal sanitario y probablemente resulte compleja para una persona no lega en la materia o se preste a una interpretación errónea del contenido.

La cirrosis hepática se caracteriza por una marcada alteración en el microbioma intestinal, que guarda una estrecha relación con los estadíos de la enfermedad. Los cambios más pronunciados ocurren cuando la enfermedad está en una fase evolutiva más grave, como ocurre en los pacientes con más grave como ocurre en los pacientes con Acute-on-Chronic Liver Failure (ACLF). Se trata de una entidad de reciente introducción que se define como un deterioro agudo y grave de una hepatopatía crónica conocida. Suele aparecer tras un acontecimiento precipitante agudo. Sus principales manifestaciones clínicas son el síndrome hepatorrenal, la encefalopatía hepática (complicación que consiste en trastornos del sueño, de conducta, sobre todo enlentecimiento psico-motor, es decir, mayor lentitud en el pensamiento y en los movimientos y puede evolucionar hasta un estado de coma) y el fracaso orgánico, y comporta un elevado riesgo de muerte a corto plazo.

La incidencia de ACLF, aunque es difícil dar cifras por su confusa definición, parece ser del 40% a los 5 años en pacientes con cirrosis avanzada.

La cirrosis hepática se asocia con cambios en el microbioma, y además éstos cambian según la gravedad, desde la cirrosis hepática compensada hasta aquellos con cirrosis descompensada, pero sin ACLF y finalmente los que se encuentran en una situación más crítica: los que presentan una ACLF. Mediante el estudio de la metagenómica cuantitativa, se demostró que los pacientes con cirrosis presentan una reducción llamativa en la riqueza de especies (biodiversidad) comparada con los sujetos sanos. Este hecho fue especialmente llamativo en los pacientes con ACLF incluso cuando se corregía el potencial sesgo por el empleo de antibióticos en este grupo de cirróticos.

Se objetivó un incremento de Enterococcus y de Peptostreptococcus sp, por el contrario disminuyeron las especies autóctonas, especialmente en los pacientes con ACLF con encefalopatía hepática y con infecciones.

La microbiota también se correlacionó con el MELD y con la escala de Child-Pugh (escalas que permiten conocer la esperanza de vida y la gravedad en los pacientes con cirrosis hepática, la primera se utiliza en los candidatos a trasplante hepático) y permitió predecir la supervivencia a los 3 meses. El estudio de la metabolómica demostró que los pacientes con cirrosis hepática presentan activación de vías relacionadas con la producción de alcohol, con el metabolismo del GABA (ácido gamma-amino-butírico) y con la biosíntesis de endotoxinas, entre otras.

El microbioma intestinal se asocia a complicaciones de la cirrosis y a la supervivencia de la misma y puede contribuir a la progresión de la enfermedad y a su mal pronóstico.

ALTERATIONS IN GUT MICROBIOME IN CIRRHOSIS AS ASSESSED BY QUANTITATIVE METAGENOMICS. RELATIONSHIP WITH ACUTE-ON-CHRONIC LIVER FAILURE AND PROGNOSIS

Cristina Solé, Susie Guilly, Kevin Da Silva, Marta Llopis, Emmanuelle Le-Chatelier, Patricia Huelin,
Marta Carol, Rebeca Moreira, Núria Fabrellas, Gloria De Prada, Laura Napoleone, Isabel Graupera, Elisa Pose, Adrià Juanola, Natalia Borruel, Magali Berland, David Toapanta, Francesc Casellas, Francisco Guarner, Jöel Doré,
Elsa Solà, Stanislav Dusko Ehrlich, Pere Ginès

Gastroenterology 2020 Sep 14;S0016-5085(20)35150-7.

doi: 10.1053/j.gastro.2020.08.054.

Facebook